Columna publicada por Luciano Calel Sotoj en "La Revista diferente" a finales de octubre de 2011)
Todos los que (empírica o profesionalmente) aporreamos teclas con pretensión de periodistas, en algún momento nos hemos quejado (así sea en forma interna, o sea sin decírselo a nadie) del síndrome de la hoja en blanco. Ese que nos ocurre de vez en cuando, al momento de principiar a teclear en la compu (lo que antes hicimos frente a la máquina mecánica de escribir y todavía “mas antes” cuando íbamos a garrapatear con lápiz o bolígrafo, la hoja en que dejaríamos constancia de nuestro pensamiento) ante la imposibilidad de iniciar el ritual, porque no encontrábamos el tema o la manera de principiar la tarea…
Por esta vez, quiero compartirle que no sufrí de ese recurrente síndrome, porque había a mano un catizumbal de asuntos sobre los cuales emitir opinión. Así que como dicen que dijo el gorgojo, “vamos al grano”:
En primer lugar yo creo, está esto del “temporal” que se nos vino encima con más de una semana de constante llover. Que ha producido una gran cantidad de problemas a la mayoría de la población rural (aunque la urbana también sufre sus consecuencias) por desbordamientos de varios ríos con los desastres que por eso se producen, como interrupción de importantes vías de comunicación, caída de puentes, deslaves, hundimientos, derrumbes, pérdida de cultivos, accidentes, heridos y hasta personas que han perdido la vida. Estos acontecimientos desnudan nuestra triste realidad.
Somos un pequeño país expuesto a sufrir los rigores de la naturaleza. Cierto: estamos ubicados en un sitio privilegiado: tenemos amplios litorales sobre ambos océanos, nuestro suelo es bañado por gran cantidad de ríos que aunque no los cuidamos como debe ser, fertilizan nuestras tierras y eso es muy importante para la producción agrícola. Pero esos afluentes también se convierten en una constante amenaza, porque debido a nuestra indolencia (o nuestra pobreza) nunca nos preocupamos por darles la atención debida. Nunca los dragamos para que sus cauces puedan conducir sus aguas sin desbordarse. Permitimos que sean utilizados como “desfogadero” de todos nuestros desechos sólidos. Y claro, cuando vienen las “crecidas” porque en las montañas se acumuló el agua de una lluvia pertinaz y desacostumbrada, la violencia con que corren hacia el mar suele destruir todo lo que se oponga a su paso: viviendas, puentes, carreteras, vehículos… y gente.
No nos queda mas, en relación a la furia de los elementos, que tratar en primer lugar de poner a salvo la propia vida y la de los nuestros, así como los haberes familiares y luego, ser lo más solidarios que podamos con nuestros paisanos y vecinos.
Otro tema que merece que le dediquemos aunque sea un poquito de atención es lo relacionado con el presente ciclo escolar. Si nuestros alumnos todos los años salen mal instruidos de los centros educativos, este año de plano que será el colmo. ¡Qué desmadre tan bien organizado es el sistema educativo nacional! En lugar de los hipotéticos 180 días de clases la mayoría de nuestros patojos de los centros oficiales no llegaron a recibir ni siquiera 100. Muchos apenas llegaron a recibir 80 días de clases. Y si a ello le sumamos que los programas oficiales de educación pareciera que fueron hechos “con las patas”, ya podemos imaginar lo caótica que es nuestra situación.
Mientras en otros países la educación es prioritaria, en nuestra subdesarrollada pero inconforme sociedad lo importante es holgar para presionar por mejores salarios y otras granjerías, o simplemente ser utilizados como carne de cañón para exigir a las autoridades la aprobación de préstamos que a otra parte del gobierno le interesan. Tal fue el caso de las ampliaciones presupuestarias que exigía el gobierno del señor Colom.
Tan fácil que sería aumentar los salarios de los maestros en base a su eficiente profesionalización o su mejor rendimiento. Aquel que no rinde y no cumple, simplemente se le retira del cargo y el que se prepara y cumple y optimiza sus resultados asciende en el escalafón. Pero para eso se necesita un Ministro de Educación que sepa hacia donde quiere llevar su gestión. Unos directores generales imbuidos de su responsabilidad y unos Supervisores que sepan y honren lo que significa la palabra que define su cargo: supervisor es aquel que observa desde un punto más elevado, el trabajo de quienes están bajo su responsabilidad y en base a su liderazgo y honestidad logra resultados de calidad. Pero en este caso, como siempre, parece que como dijo el Libertador, seguimos arando en el mar…
Y para finalizar, agradecemos al Divino Creador que por fin se terminará el tiempo del suplicio propagandístico que hubimos de soportar so pretexto de la contienda electoral. Ya sabemos que de “ambos dos” ni licuándolos se saca uno total y químicamente bueno. Cada cual tiene sus aciertos y sus falencias. Cada uno tiene sus “asegunes”. Y el que no cojea es medio choco.
Y a usted y a mí, como guatemaltecos de segunda que somos, no nos va a ir mejor en la vida porque uno de ellos llegue al guayabal. Algunos, es indudable que mejorarán, pero eso será exclusivamente en el ámbito personal, familiar, en lo que corresponde a los intereses particulares de cada cual, pero a nivel de nación, a nivel de sociedad, estamos seguros que siempre será tu misma plor ploriada, así que en esos aspectos, seguiremos bien jodidos todos ustedes…
Salud, mientras tanto y que la vida nos sea leve…
Datos personales
- Carlos Barranco R.
- Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala
- Nací en Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala, el 3 de enero de 1940 o sea que actualmente tengo la friolera de 76 años. Estudie la carrera magisterial, un poco de Periodismo y fui pre-graduado en Diplomacia ya que sólo me faltó para graduarme, el examen de idiomas, al que nunca me sometí. Ni modo. Hasta la llegada a la municipalidad luciana, del alcalde "amigo de todos, pero no de los intelectuales" me desempeñé como Coordinador Municipal de Cultura y en el área de comunicación social de mi pueblo, en lo relativo a redacción (porque como muchos saben, a causa de un cáncer de laringe, estoy privado del don del habla desde el año 2000). Pero también sigo escribiendo poesía, cuento y -desde agosto del año 2015 ya no sigo editando mi propio medio de comunicación, la Revista COTZUMALGUAPA, a la que le pusimos el apodo de "LA REVISTA DIFERENTE"-. Por lo demás, sigo pensando, escribiendo y actuando con definida inclinación de izquierda.
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