Datos personales

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Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala
Nací en Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala, el 3 de enero de 1940 o sea que actualmente tengo la friolera de 76 años. Estudie la carrera magisterial, un poco de Periodismo y fui pre-graduado en Diplomacia ya que sólo me faltó para graduarme, el examen de idiomas, al que nunca me sometí. Ni modo. Hasta la llegada a la municipalidad luciana, del alcalde "amigo de todos, pero no de los intelectuales" me desempeñé como Coordinador Municipal de Cultura y en el área de comunicación social de mi pueblo, en lo relativo a redacción (porque como muchos saben, a causa de un cáncer de laringe, estoy privado del don del habla desde el año 2000). Pero también sigo escribiendo poesía, cuento y -desde agosto del año 2015 ya no sigo editando mi propio medio de comunicación, la Revista COTZUMALGUAPA, a la que le pusimos el apodo de "LA REVISTA DIFERENTE"-. Por lo demás, sigo pensando, escribiendo y actuando con definida inclinación de izquierda.

martes, 18 de agosto de 2009

LO GRANDE QUE ES ENSEÑAR Y APRENDER

Carlos Barranco R.

Para muchos niños y jóvenes -y lamentablemente también para muchos profesores- el acto de ir a la escuela es un penoso sacrificio que simplemente hay qué cumplir. Gran número de estudiantes van a clases nada mas porque sus padres los envían, o porque tal es la costumbre impuesta por la sociedad. Y no son pocos los maestros que van a su trabajo por una sola razón: el día de pago.

Es doloroso que esta sea una realidad en una gran cantidad de casos, porque un establecimiento educativo, cualquiera que sea, desde el jardín de niños hasta el último grado de la universidad, desde la más humilde escuelita de una aldea perdida en la geografía rural, hasta el colegio mas caro y exclusivo de la ciudad, es una de las más bellas comunidades humanas que uno se puede imaginar. Allí se reúne un grupo de personas con la elevada misión de cumplir la noble y hermosa tarea de enseñar y de aprender.

Unos pocos exponentes de una generación transmitiendo a muchos representantes de otra generación, las experiencias y los conocimientos acumulados por todas las generaciones anteriores, y preparándola de esa suerte para que se preserve, se aumente y se mejore ese caudal invaluable.

Viendo así el acto docente, se debe visualizar al buen maestro como alguien que toma lo mejor del pasado y lo convierte en promesa de futuro. La tarea del maestro, si la realiza bien, está destinada a perdurar para bien de la humanidad. Ser maestro entonces no es solo una profesión, es un hermoso privilegio. Es, tal y como dijera el Apóstol, una manera de hacerse Creador.

Pero, ocurre y lamentablemente con demasiada frecuencia por desgracia, que se nos ha querido hacer creer que la enseñanza es solamente una técnica y sinceramente, no lo es. Enseñar debe ser un arte, no una ciencia.
Las herramientas que al maestro le confiere la didáctica pueden ayudarlo a informar, pero no le servirán para formar. Y aunque muchos maestros lo olviden y algunos mas no lo sepan con total claridad, en formar seres humanos consiste fundamentalmente la educación: no en lograr que el educando medio memorice los datos que olvidará al día siguiente del examen, sino en contagiarle el amor al conocimiento y el entusiasmo por saber.
Cuando como maestros amamos la materia que impartimos, y en tal virtud transmitimos ese nuestro amor a nuestros estudiantes, seguramente que ellos seguirán aprendiendo por el resto de su vida y nosotros seguiremos acompañándolos todavía muchos años después de que salieron de la escuela.

La enseñanza de cualquier materia, por difícil que sea, puede transformarse en una clase amena e interesante, si el maestro ama su asignatura y la conoce; si siente afecto, preocupación sincera y cariño verdadero por sus alumnos… si no ve su trabajo sólo como algo que le procurará la satisfacción de sus necesidades vitales, ni como una manera de ejercicio de prestigio o de poder, sino como una obra de profundo contenido humano.

No desvirtuemos la grandeza de nuestra dignísima profesión. Seamos maestros verdaderos. De tal manera, asistir a la escuela no será ni una obligación ni un sacrificio, sino la satisfacción de las mas elevadas aspiraciones para nuestros alumnos... y para nosotros...!

martes, 11 de agosto de 2009

ROTOS Y DESHILACHADOS…

Carlos Barranco R.

Hace unos días un amigo disertaba ante un grupo de jóvenes escolares, evocando añoranzas de sus ya lejanos años de juventud… por ejemplo, hacia mi amigo, melancólicos recuerdos de cuando era un güiro escuelero y de vez en cuando tenía que limpiar los “cajones” del empedrado de la calle frente a su casa. Algo que casi todos los patojos clasemedieros de la época hacíamos como un ritual en el aprendizaje de nuestros deberes cívicos y familiares.

Encuclillados o sentados sobre un banquito, un tetunte suficientemente grande o un ladrillo canteado, con un machete “cuto” tomado por la cacha con una mano y por la parte de abajo con la otra, íbamos metiendo la punta de la herramienta entre las piedras, para alcanzar las raíces del montecito que, como buen costeño obstinado, se aferraba con fuerza a la pródiga tierra debajo del empedrado…

Se le fueron yendo los recuerdos al disertante, hacia algunas anécdotas pintorescas de esa su edad dorada. Y entre ellas, contó que en alguna oportunidad, un personaje de esos de alcurnia elevada, llegó de visita a su casa, situada en el viejo camino real de Patulul, allá por las goteras del pueblo, en la salida hacia el Jordán o el puente del río Cristóbal.

Su madre y su padre, especialmente su padre que era el amigo del encumbrado visitante, se deshacían en atenciones hacia él, como se acostumbraba en esa época, especialmente entre la gente de mediana escolaridad. Los niños podían asistir a esa clase de reuniones, pero se cuidaban mucho de no meterse en las conversaciones de los mayores, ni de andar por allí jugueteando, y menos corriendo o escandalizando.

Mi amigo contó que en esa ocasión, a sus ocho o nueve años, él se sentía como “amishado” porque andaba con unos pantalones rotos en la parte de las rodillas. “Rotos o remendados -solían decir las mamás a sus hijos de pocos recursos- pero limpios” Y el visitante era uno de los grandes personajes de la política.

No terminaba de entender (decía mi amigo) que en la actualidad, ya no es penoso ni humillante, andar con los pantalones desteñidos, astrosos, o llenos de hoyos.

Ahora, en estos años de la informática y de los viajes interestelares, ya no es mal visto “socialmente” vestir pantalones viejos y deshilachados.

Ahora las niñas y los niños bien, suelen ir a las mas famosas “boutiques” a comprar precisamente esas prendas que mientras mas apariencia de pordioseros les puedan dar, mas caras y apetecidas son…

Y en el colmo de esos despropósitos, quiero contarle que hace unos días, como dándole la razón a mi cuate, aquel niño de los pantalones rotos, nos tocó ver a una reina de belleza asistir a una festividad importante, con su corona en lo mas alto de las sienes, con su encantadora sonrisa a flor de piel y con una minifalda de lona desteñida, arrugada y deshilachada… Y la elegancia...? y el garbo? Y las "buenas apariencias"? Dios mío… a dónde iremos a llegar?

viernes, 7 de agosto de 2009

ESTUVIMOS DE FIESTA.

(El Jaguar del Baúl, vigila el ingreso a la ciudad por la Nueva Calzada Cotzumalguapa, obra inaugurada en la Clausura del XXXVII Festival Nacional de Arte y Cultura)
Carlos Barranco R.


Le cuento que hace unos pocos días se clausuró el VII Festival Nacional de Arte y Cultura en Cotzumalguapa, en celebración del XXXVII aniversario de la elevación de nuestro pueblo a la categoría de ciudad. Un acontecimiento que se logró el día 31 de julio de 1972…

Ese es un proyecto que imaginamos hace mas de nueve años y que impulsamos desde la Casa de Cultura Cotzumalguapa. Esta es mas o menos la historia: Anteriormente la celebración de esos aniversarios se concretaba a un acto que se realizaba en la Calzada 15 de septiembre, junto al monumento a la ciudad, el día de mérito, 31 de julio.

Nosotros hicimos el primer ensayo alargando nuestra celebración a tres días de jornadas culturales. Concursos escolares de declamación, oratoria, canto, pintura y cosas así… De allí dimos el “brinco” a tener una semana completa de celebraciones y por eso le dimos ya el pomposo nombre de "Festival Nacional de Arte y Cultura".

Uno de los primeros años (el segundo, según creo recordar) nos fue imposible realizar el festival porque no tuvimos el suficiente apoyo de nuestros compañeros directivos, pero de allí en mas, todos los años, con menos o mas fortuna, pudimos darle continuidad.

Hace tres o cuatro años, por razones personales tuvimos que estar un par de años fuera del país y por eso nos desligamos de aquella entidad de todos nuestros afectos, pero afortunadamente quienes tomaron la estafeta, no quitaron el dedo del renglón y siguieron dándole cumplimiento a ese sueño de tener un Festival de Arte y Cultura-nacional por el momento pero con la vista puesta en convertirlo algún día en Internacional- para celebrar el desarrollo de nuestro pueblo.

Desde hace tres años se incorporó a esta celebración, la autoridad municipal, cuando afortunadamente se hicieron coincidir las fechas del citado festival y las del Festival de Teatro Escolar, patrocinado por esa instancia de gobierno, con lo cual ya la fiesta cultural luciana, dejó de ser de una semana de duración (como la planificamos al principio) y ahora ya tiene 15 días de permanentes actividades de toda índole.

Este año hubo variedad de magníficas manifestaciones culturales en las que tomaron parte tres entidades: La Casa de Cultura, la Fraternidad Luciana y la Municipalidad. Como debe de ser. Porque la unión hace la fuerza. Y con el nunca desmentido entusiasmo de nuestra gente, no nos cabe ninguna duda que en el futuro, se hará realidad nuestro sueño de tener un verdadero Festival Internacional Cultural de Cotzumalguapa. Tal vez no con la excelencia con que se realizan el festival del Centro Histórico de Guatemala, o el de La Antigua Guatemala y mucho menos como el Internacional Cervantino de Guanajuato, México… pero ese es nuestro ejemplo y nuestra meta. Y hacia allá quisimos siempre caminar.

Si se logra o no, es indiferente. Lo realmente importante es tener puesta la vista en el futuro y hacia arriba, digo…