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Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala
Nací en Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala, el 3 de enero de 1940 o sea que actualmente tengo la friolera de 76 años. Estudie la carrera magisterial, un poco de Periodismo y fui pre-graduado en Diplomacia ya que sólo me faltó para graduarme, el examen de idiomas, al que nunca me sometí. Ni modo. Hasta la llegada a la municipalidad luciana, del alcalde "amigo de todos, pero no de los intelectuales" me desempeñé como Coordinador Municipal de Cultura y en el área de comunicación social de mi pueblo, en lo relativo a redacción (porque como muchos saben, a causa de un cáncer de laringe, estoy privado del don del habla desde el año 2000). Pero también sigo escribiendo poesía, cuento y -desde agosto del año 2015 ya no sigo editando mi propio medio de comunicación, la Revista COTZUMALGUAPA, a la que le pusimos el apodo de "LA REVISTA DIFERENTE"-. Por lo demás, sigo pensando, escribiendo y actuando con definida inclinación de izquierda.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

SOBRE EL PERIODISMO...

Carlos Barranco R.

Es a veces ingrato y a veces gratificante el ejercicio del periodismo. Sobre todo cuando esta disciplina humanística no se practica como una profesión sino como un apostolado.
Me explico: cuando el ejercicio del periodismo sirve mas que todo para atender el ingreso económico necesario para la subsistencia del periodista y de su familia, es una profesión. Digna y respetable. Pero es una profesión.
Y cuando esa misma práctica es utilizada mas que todo para ejercer el legítimo derecho a la propia expresión en forma libre, deja de ser un oficio, una manera de ganarse la vida, una profesión y se convierte en un apostolado. Es entonces una actividad que se hace por amor a la humanidad, o si no se quiere ser tan generoso en la utilización de los términos, digamos que se hace en defensa y ejercicio de los valores inherentes a la persona humana.

Esas son las grandes diferencias entre quienes viven del periodismo y quienes no viven de él.
Entre los primeros hay, como en todo, sus grandes diferencias. Allí aparecen indudablemente los que han estudiado la disciplina y cuyos nombres, firmas y posturas son de todos conocidas y respetadas y muy cerca de ellos, están los que sin haber pasado por las aulas universitarias se han formado en el ejercicio cotidiano, en la Facultad de la experiencia, y leen y se preparan de la mejor manera que pueden.
Pero también están por allí merodeando, aquellos que no tienen la preparación académica indispensable para hacer un BUEN trabajo periodístico, ni la buscan en el empirismo, pero que tienen en cambio, mucha capacidad para medrar en el medio y acomodan sus limitaciones de tal forma, que a fuerza de costumbre, terminan auto-investidos de la aureola de periodistas, aunque muchas veces redacten asesinando gramáticas o hablen “con faltas de ortografía”.

Pero en fin: ese es uno de los riesgos de ejercer la libertad de expresión. Esa libertad que es un derecho de los pueblos que tanto molesta e incomoda a sus “dirigentes” políticos. Personajes estos, que muchas veces, no terminan de comprender y asimilar, que lo mejor que le puede ocurrir a un político en el ejercicio del poder, es tener una prensa independiente, libre e ilustrada.

Si las autoridades sólo tienen jaurías de periodistas aduladores que vierten elogios acerca de sus ejecutorias, (reales o inventadas), tan elocuentes y sonoras como la cantidad de cifras que lleven los cheques-dádivas que reciben, no podrán jamás tener una visión clara del pensamiento de las mayorías. En cambio, cuando se alza una voz discordante que -sin esperar una oferta para cambiar su enfoque- aconseja, sugiere o propone, el dirigente puede estar seguro que allí ha encontrado un canal de expresión la voz del pueblo.

Nuestras opiniones pueden estar equivocadas al respecto. Asumimos humildemente que a pesar de llevar mas de cuarenta años de ejercer esta clase de periodismo y en toda esa suma de calendarios, apenas con un par de años estudiando la profesión, todavía nos queda mucho qué aprender… lo que a final de cuentas lamentamos, es que ya no nos va quedando mucho tiempo para hacerlo…
Ni modo.

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