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Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala
Nací en Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala, el 3 de enero de 1940 o sea que actualmente tengo la friolera de 76 años. Estudie la carrera magisterial, un poco de Periodismo y fui pre-graduado en Diplomacia ya que sólo me faltó para graduarme, el examen de idiomas, al que nunca me sometí. Ni modo. Hasta la llegada a la municipalidad luciana, del alcalde "amigo de todos, pero no de los intelectuales" me desempeñé como Coordinador Municipal de Cultura y en el área de comunicación social de mi pueblo, en lo relativo a redacción (porque como muchos saben, a causa de un cáncer de laringe, estoy privado del don del habla desde el año 2000). Pero también sigo escribiendo poesía, cuento y -desde agosto del año 2015 ya no sigo editando mi propio medio de comunicación, la Revista COTZUMALGUAPA, a la que le pusimos el apodo de "LA REVISTA DIFERENTE"-. Por lo demás, sigo pensando, escribiendo y actuando con definida inclinación de izquierda.

martes, 15 de diciembre de 2015

VENGO A DECIRLE ADIÓS, A LOS MUCHACHOS…

Lo prometido es deuda. Y aquí la estoy saldando. Después de haber participado desde 1970 en Juegos Florales (con un montón de años de ausencia por encontrarme fuera del terruño)
-la foto ajunta es testimonio de ello, cuando Victor Lara me entregaba un segundo galardón, creo que por allá por 1972 o 73- llegó el momento de mi despedida de tales eventos. Saludos cordiales a todos.

                                                                                                                                     Carlos Barranco R.

VENGO A DECIRLE ADIÓS, A LOS MUCHACHOS…

.
(A manera de despedida)
De una vieja canción, tomé prestado
el título anterior, que exterioriza
lo que quiero expresar y sintetiza
la firme decisión que hoy he tomado.
Algo que sopesé con mucho tiento
para no actuar en forma improcedente,
para no arrepentirme de repente
de un falso análisis del sentimiento.
Voy al grano: dispuse retirarme,
del mundo de las justas literarias,
no porque las considere innecesarias
sino por, simplemente, “jubilarme”.
No es que de ellas esté desencantado
porque en algunas haya amañamiento;
es simplemente que llegó el momento
de dar un leve paso hacia un costado.
He vivido momentos muy bonitos
compartiendo con otros escritores…
casi todos, amigos superiores,
tan superiores como sus escritos.
Al norte, al sur, oriente o al poniente
de nuestra geografía, me invitaron
a los Juegos Florales y premiaron
mis versos de manera intermitente.
No es necia presunción de parte mía
decir que en medio centenar de eventos
le dieron a mis versos o a mis cuentos
justa o no, especial supremacía.
Eso me permitió la linda excusa
de concentrar mis líricos esfuerzos,
para brindar la ofrenda de mis versos
a la sin par beldad de alguna Musa.
Pero en tal “competencia” de escritores
no todo es como hojuelas sobre mieles,
muchas veces las palmas, los laureles,
los recibieron otros trovadores…
Fui en muchas ocasiones, ignorado
por quienes tienen la áspera faena
de indicar si una obra es mala o buena,
o qué trabajo debe ser premiado.
Los que en tales eventos competimos
sabemos que los miembros del jurado
obran de buena fe y nos ha tocado
aceptar fallos que no compartimos.
Pero a veces el ego se enardece,
se subleva, se enoja y se alebresta.
-máxime cuando se lee una propuesta
que en realidad el triunfo no merece-
Cuando uno ve que el lauro le ha tocado
a un trabajo corriente y anodino.
… Que el propio mereció mejor destino
y que fue simplemente desechado…
Se acepta el fallo erróneo, simplemente,
porque así son las Bases del evento,
luego, el enfado pasa y al momento
estamos listos ya, para el siguiente.
Y “ai” vamos otra vez como el atleta
que deja sus esfuerzos en la pista:
vuelve a mandar sus cuentos el cuentista,
vuelve a mandar sus versos el poeta…
Pero no quiero ya que otras retinas
ponderen el fulgor de mis luceros,
que otros midan el canto a mis jilgueros,
o el suave vuelo de mis golondrinas…
que juzguen el aroma de mis nardos,
que otros caten la esencia de mis vinos,
o digan que mis sueños peregrinos
son inferiores a los de otros bardos.
Ya no quiero que el fruto de mi esfuerzo
lo califiquen “doctos ilustrados”,
aunque sean instruidos, cultivados
y estimen manejar mejor el verso.
Porque ha ocurrido en muchas ocasiones
que los señores calificadores,
son licenciados, pero no escritores,
académicos son, mas no poetas…
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Por todo eso me voy de estos ambientes
con muchos sentimientos divididos.
Fueron bellos momentos los vividos
a la par de escritores excelentes,
de quienes guardo excepcional memoria
y afectos de alta y singular factura,
Quijotes todos, que por su cultura
un espacio ya tienen en la historia.
Yo ya no buscaré aplausos ni Gloria.
Pero eso sí, y mientras Dios lo quiera,
continuaré escribiendo a mi manera
sin pretender la “v” de la victoria.
Para finalizar, ya, sin empachos,
de los Juegos Florales he abjurado.
Y aquí va el verso que tomé prestado:
¡Vengo a decirle adiós, a los muchachos…!


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