Carlos Barranco
Por cometer
el “desliz”
de escribir
con libertad
me vi en la necesidad
de emigrar
de mi país.
Pero la
vital raíz
de mis
esfuerzos prolijos,
se afianzaron
fuertes, fijos,
en la
palabra bizarra
... o en la voz y en la guitarra
de mis
admirables hijos.
Ellos, en
otros ambientes
siguen el
mismo sendero,
y no cambian
por dinero
sus ideales
permanentes.
Son
porfiados combatientes
que luchan
con gesto adusto
esas tareas
intensas
en que
defienden con gusto
lo que es
correcto y es justo
sin esperar
recompensas.
Byron y
Carlos, los dos
actúan de
igual manera;
son de muy
buena madera
por la
bendición de Dios.
Siempre
suelen ir en pos
del
sentimiento cristiano
de dar su
apoyo al hermano
en
cualesquier situación
y cuando
ofrecen su mano
la entregan
sin condición.
Ambos tienen
la pasión
que de algún
gen heredé,
y con afán
cultivé
en mi huerto de ilusión.
Hay en
nuestro corazón
-lo afirmo
con humildad-
amor a la
humanidad
y en grados
mas que ordinarios,
somos
revolucionarios
por
convicción y heredad.
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