Escribe el mentado Oscar Bran Lorca. Revista Cotzumalguapa.
No cabe duda que cuando alguna celebridad asume cierto rol de conducta, en cualesquier forma, ya sea en su indumentaria, en sus gustos, en su forma de hablar o en lo que sea, esa actitud que antes nadie asumía por considerarla impropia o inadecuada, deja de verse como algo "raro" y ya todo mundo libera sus inhibiciones al respecto y la cosa se vuelve uso, costumbre, moda… tal el caso del uso de las chumpas de cuero (mejor si eran negras) los pantalones ajustados para los hombres, los lentes oscuros, las patillas largas, el pelo envaselinado y el copete rebeldoso de Elvis Presley, en la década de los sesentas del siglo pasado, o el caso de aquellos vestidos, que al principio se miraban ridículos, en los que se enfundaban las bellas damas pocos años despues y que semejaban un costal –de harina o de azúcar o de papas- porque no llevaban tallada la cintura (algo que no pocos embarazos disimuló en aquel tiempo) pero que con el uso constante, terminarían por verse no sólo como algo normal sino hasta muy bonitos; los famosos y recordados "chemises" y así otro montón de "modas" que se imponen, porque todo mundo las empieza a adoptar luego de que alguna celebridad lo hace, como la ropa femenina que puso de moda aquella gritona cantante del pelo suelto, o el pelo tieso y parado de los jovenes ligth de la actualidad o los pantalones llenos de agujeros, sucios y despintados que hoy todos los jovenes de uno y otro sexo usan como signo de elegancia, pero que a mediados del siglo pasado nadie se pondría, ya que nuestras madres y abuelas nos enseñaron que la gente de bien debía vestir siempre "limpio aunque remendado"… así que ahora, ya nos imaginamos que en muy poco tiempo, muchos de los que todavía ocultan sus preferencias sexuales, o sea, los apreciables "morros" que no se asumen totalmente como del sexo intermedio, van a salir a presumir que ellos igual que el tal Ricardo Martinez (Ricky Mártin, para el mundo de la farándula) no tienen por qué andar escondiendo sus muy propias inclinaciones gaycisticas. Si se me acepta el neologismo. (Claro que en estos tiempos ya no se les discrimina tanto como hace unos 50 años, pero a partir de la divulgación mediática del caso de este señorito cantante, va usted a ver que la cosa, por lo menos en nuestro pueblo, va a tomar tintes de una verdadera explosión).
Y en el mundo de la política criolla ya no se sabe qué pensar. Tenemos una clase política ante cuyas capacidades de maniobra, uno llega a pensar que debe ponerse de pie, quitarse el sombrero y tender a su paso una alfombra roja. Y para el caso, sólo vamos a poner un ejemplo; recordemos que hace muy pocas semanas casi todo mundo en el legislativo de nuestra cara parens, se oponía a hablar de mayor endeudamiento y casi todos se iban tras la jugada de impulsar una reforma fiscal. Cuando se habló de subir impuestos todo mundo de una o de otra manera se opuso. Pero de repente se empezó a manejar la idea de que con la suma de cuatro mil millones se cubrirían de momento nuestras necesidades de financiamiento. Y había una cierta oposición para aprobar una cifra tan elevada. (¿Cuántos guatemaltecos sabrán que el presupuesto con que se manejó el último año del gobierno del general Jorge Ubico, aquel que mandó constuir el Palacio Nacional, el Palacio de la Policía, el Palacio de Correos, fue de 14 millones de quetzales?) Entonces aparece por allí el presidente de la comisión de finanzas, al que sus propios compañeros de hemiciclo le llaman con todo cariño y afecto, el loco: Mario Tarambana (perdón, Taracena) e informa que esa comisión aprobó el endeudamiento nacional via los Bonos del Tesoro, nada menos y nada mas que por siete mil quinientos millones. Y empieza entonces la parte dramática del asunto. Desde lo profundo del foro, surge la voz enérgica de nuestro señor presidente (Bueno… eso de enérgica es una forma de decir, nada mas…) afirmando que si el Congreso aprueba esa cifra que pondría en peligro a nuestra economía que Él, ¡valiente defensor de nuestro empobrecido pueblo, simple y sencillamente la vetaría! ¡Aplausos, ovación, alfombra roja y caravana, por favor! Y entonces para el imaginario colectivo, don Álvaro aparece como el redentor y el buena gente, mientras los diputados son los malos de la película y los jijos de su mal dormir, que no piensan en el pobre pueblo guatemalense. Pero mientras sigue la comedia, seguro que detrás del telón tanto Mario como Alvaro se matarán de la risa. Tan-tán.
Los que no nos matamos de la risa, somos los aficionados a la casaca roja del municipal, ya que al equipo mimado de la afición, en esta edición del campeonato criollo, y que se le llama clausura, le ha ido como en feria. A base de rempujón y agua de brasas está casi casi, a punto de meterse entre los seis que van a pelear la liguilla final, podría decirse que de chiripa. Pero ni modo, así es la cosa en estos asuntos de la futboleada. Ya para el próximo campeonato, probablemente se haya logrado superar el terremoto del cambio generacional, que en el equipo rojo no se logró por etapas, sino que casi de sopetón se le acabaron algunas de sus mas valiosas piezas de hace un par de años… y allí están los resultados. Honestamente sería un campanazo que los rojos lograran colarse entre los ultimos cuatro. Y ya no un campanazo, sino un verdadero milagro, sería verlo de nuevo este año luciendo una corona que le quedaría un tanto holgada. Pero, no se olvide usted que en ese sentido, se han visto muertos acarrear basura…
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