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Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala
Nací en Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala, el 3 de enero de 1940 o sea que actualmente tengo la friolera de 76 años. Estudie la carrera magisterial, un poco de Periodismo y fui pre-graduado en Diplomacia ya que sólo me faltó para graduarme, el examen de idiomas, al que nunca me sometí. Ni modo. Hasta la llegada a la municipalidad luciana, del alcalde "amigo de todos, pero no de los intelectuales" me desempeñé como Coordinador Municipal de Cultura y en el área de comunicación social de mi pueblo, en lo relativo a redacción (porque como muchos saben, a causa de un cáncer de laringe, estoy privado del don del habla desde el año 2000). Pero también sigo escribiendo poesía, cuento y -desde agosto del año 2015 ya no sigo editando mi propio medio de comunicación, la Revista COTZUMALGUAPA, a la que le pusimos el apodo de "LA REVISTA DIFERENTE"-. Por lo demás, sigo pensando, escribiendo y actuando con definida inclinación de izquierda.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

ME PERDONARÁN LOS "GENIOS" EDUCATIVOS, PERO...

Carlos Barranco R.
 
La señora ministra del ramo terminó por imponer su criterio y la carrera magisterial tendrá a partir del próximo ciclo escolar, cinco años de duración, con lo que se supone que se le dará una mejor preparación a los futuros mentores pero al mismo tiempo se le ocasionará un mayor desembolso económico a los padres de familia de los susodichos estudiantes. 
 
Habría que haber tomado en cuenta que los jóvenes guatemaltecos al salir del ultimo grado de magisterio con un cartón  de “maistros” salían también directamente al terreno laboral, y se empleaban algunas veces como maestros o en cualquier otro de los renglones económicos del país.
 
Pero ahora, con sólo un bachillerato en educación, no tendrán acceso a ese ámbito de trabajo y por tanto al terminar el diversificado, deberán tomar uno de los siguientes caminos… o se meten a estudiar una corta carrera técnica de dos años, o se meten al bachillerato de educación sabiendo que tendrán que zamparse otros tres años de Universidad o se mentalizan de que van a cursar otra de las carreras profesionales de la U (Derecho, Medicina, Ingeniería, Arquitectura, etc) o sencillamente se quedan chiflando en la loma, y agarrando cualquiera de los caminos “fáciles” pero fatídicos de la delincuencia.
 
Esos planes de elevar la preparación docente son muy buenos… pero en países con más elevados índices de desarrollo: EEUU, México, varios de Sudamérica o casi todos los países europeos, pero no van muy bien con nuestra dolorosa y sub desarrollada realidad.
 
Lástima que nuestra señora ministra de educación tenga una muy buena formación académica pero le falte tener un buen contacto con nuestra realidad. Imagínese usted lo que se atrevió a argumentar hace apenas unos días: que la deserción y los magros resultados en la escuela primaria, se deben a que hay una deficiente preparación en el nivel pre-primario y que había qué reforzar ese nivel con la formación de no sé cuántos miles de nuevos maestros parvularios. Eso lo dijo así como se lo estoy contando. Hágame usted el recabrón favor…!
 
Yo sólo le voy a apuntar aquí un par de datos: cuando nosotros estudiamos el primer grado de la primaria, allá por al año de gracia de 1947 con la profesora Alicia Barillas (A quien aún recordamos con aprecio y profundo reconocimiento) NO HABÍA EN NUESTRO PUEBLO NINGUNA ESCUELA DE PARVULOS. Mucho menos esas clases que ahora se imparten de nursery (Niñera en español) Preparatoria, kindergarten (jardín de niños, dicho en cristiano) y de “estimulación temprana” en los que hasta les hacen a los “bebés” un acto de graduación (con toga y todo) o sea entramos de lleno al primer grado de primaria y sin embargo, cuando terminamos los seis años de la primaria, salimos con más conocimientos de los que actualmente hacen gala los jóvenes “estudiantes”  graduados de nivel medio que acto seguido van a perder su examen de admisión en la Universidad.
 
Por otra parte, nosotros no aprendimos a leer, escribir, realizar las operaciones básicas de la aritmética y los rudimentos de las ciencias sociales y naturales, con el apoyo de la tecnología que hoy tienen los chavos y chavas. Escribíamos (cuando menos así fue en mi primer año de clases) sobre una  pizarra del tamaño de media página tamaño oficio, y lo hacíamos con un pizarrín delgadito cuyos trazos se borraban con un trapito para hacer allí mismo después, las planas y/o siguientes lecciones.
 
Nuestro señor padre, imagino que al igual que otros muchos con poca capacidad económica, cortaba varios pliegos de papel de envolver y luego cosía varias hojas de ese papel y esos eran nuestros flamantes cuadernos. Pero aprendimos y muy bien. (Cuando estábamos en tercero de primaria el gobierno de Arévalo a través de la “Proveeduría escolar” nos regaló a todos los de las primarias nacionales, un par de cuadernos de cuarenta hojas, de papel periódico por cierto, que en aquellos años fueron de gran ayuda para nuestra formación educativa).
 
Y nuestros maestros no eran graduados de ninguna Universidad. Es más, nuestro recordado profesor don Memento -Manuel Ernesto Martínez- (mentor que fue de varias generaciones de lucianos que aún le recordamos con gratitud y aprecio) era en esos años un maestro empírico. O sea que no había estudiado la carrera magisterial. La había aprendido por experiencia. Y nos supo formar como BUENOS ESTUDIANTES. Ergo: no es el título sino la vocación lo que define a un buen maestro. Y un buen maestro siempre produce buenos estudiantes.
 
Déjeme contarle que hace un par de días fui a comprar dos artículos con valor de veintitrés quetzales cada uno y al momento de pedirle el precio total al empleado, tuvo que sacar una calculadora para sumar 23+23. Al ver la incapacidad de este jovencito para hacer mentalmente una operación tan sencilla y elemental no pude reprimir la tentación y le pregunté así como quien no quiere la cosa: ¿Vas a algún colegio antes o después de tu trabajo? Y él con toda la buena fe del mundo me indicó que sí… que estudia en… (Me dijo el nombre del establecimiento pero yo no lo consignaré por decisión propia) y al seguir las preguntas en plan amigable me contó que este año se graduará de maestro… pensé.… por la vida de la gran pu…erca ¿y esta mediocridad tendrá a partir del año entrante la “capacidad oficial” de enseñar a un montón de niños que no tienen nada de culpa? Por eso es que estamos bien jodidos todos ustedes.
 
Pero la culpa es de quienes dirigen el sistema que creen que aumentando los años de estudios van a obtener una mejor calidad de mentores. Sin darse cuenta que lo malo es el sistema. Y en cierto modo el “pensum”. Mientras no se tenga una supervisión de calidad. Mientras no se tenga un sistema eficaz de evaluación. Mientras los maistros (y allí sí queda bien aplicada la expresión peyorativa) puedan enseñar los puntos que a ellos se les antoje de las “mallas curriculares” como ahora les llaman a los programas educativos, las cosas no van a mejorar.
 
 Aunque los futuros mentores no estudien cinco sino diez años. No hay vuelta de hoja…
 

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