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Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala
Nací en Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala, el 3 de enero de 1940 o sea que actualmente tengo la friolera de 76 años. Estudie la carrera magisterial, un poco de Periodismo y fui pre-graduado en Diplomacia ya que sólo me faltó para graduarme, el examen de idiomas, al que nunca me sometí. Ni modo. Hasta la llegada a la municipalidad luciana, del alcalde "amigo de todos, pero no de los intelectuales" me desempeñé como Coordinador Municipal de Cultura y en el área de comunicación social de mi pueblo, en lo relativo a redacción (porque como muchos saben, a causa de un cáncer de laringe, estoy privado del don del habla desde el año 2000). Pero también sigo escribiendo poesía, cuento y -desde agosto del año 2015 ya no sigo editando mi propio medio de comunicación, la Revista COTZUMALGUAPA, a la que le pusimos el apodo de "LA REVISTA DIFERENTE"-. Por lo demás, sigo pensando, escribiendo y actuando con definida inclinación de izquierda.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

CUOTAS DE PODER...

Carlos Barranco R.

Por el momento han sido pocas las opiniones que he recibido de parte de algunos de mis tres o cuatro (son un poco más, en realidad) lectores respecto de mi reiniciada tarea periodística, ahora por este medio y por Faceboock. Pero en estos casos lo que se valora no es la cantidad sino la calidad de quienes emiten sus comentarios. Y son en realidad valiosas esas opiniones por venir de quienes vienen. Por lo mismo no quise acallar a los diablillos de mi vanidad y me permito reproducir aquí lo que algunos de ellos me dijeron:

Luis Rudy Xalin, escribió: "Hace más de 10 años, en febrero 2003, vio la luz pública mi primera publicación. Sin saber a qué me estaba metiendo, le pedí a mi amigo, el periodista, que me cediera un espacio para darle rienda suelta a mi inquietud y convertirme en un autor publicado. Así principié a escribir en la revista “Cotzumalguapa”. Ahora que solamente me queda decir: ¡mil gracias!"
Rafael Guevara, escribió: "Mano, adelante, que tus comentarios, sea en aquella o en esta tribuna son serios, interesantes, profesionales, constructivos y atinados, te felicito por tu infaltable lealtad y dedicación."
Edward Portillo, escribió: "Adelante y muchos éxitos en esta nueva faceta."
Heather Paz, escribió: "Adelante tío. Lo veremos en nuevo medio de comunicación"
Carlos Omar Barranco, escribió: "Qué bueno que seguirás escribiendo. Lectores, aquí estamos."
Byron Boris Barranco, escribió: "Transformar la conciencia social sólo deja pisto cuando se hace en detrimento de la misma."
Alvaro Morales, escribió: "Estaré al pendiente de lo que se te ocurra escribir, sé que se tratará de cosas que traerán beneficio, ayudaran a discernir y a orientar a los paisanos, en las diferentes situaciones que se dan en el país, y en nuestro querido terruño. Adelante Carlos.

Así que, con esos generosos impulsos, aquí vamos con el primero de los artículos ofrecidos. Y en esta oportunidad enfocaremos la opinión sobre un tema que es de mucha actualidad y que es motivo de sesudos análisis. Especialmente de parte de quienes defienden a ultranza la llamada “equidad de género” por medio de la cual se pretende que hombres y mujeres debemos tener un similar papel en TODOS  los aspectos de la vida, pero especialmente en los ámbitos que tienen que ver con lo político.
No vamos a perder tiempo analizando si eso de género masculino y femenino sólo se debe utilizar gramaticalmente y que las personas, lo que tenemos se denomina sexo femenino y sexo masculino. Eso dejémoslo de tarea a los filólogos.
Aquí lo que nos interesa es lo relativo a que en nuestro medio se está discutiendo la dizque necesidad de legislar para que las féminas tengan un 50% de participación en las entidades políticas, en los puestos públicos de elección popular y en otros espacios de poder. Y ha habido quienes recientemente  han puesto el grito en el cielo porque en determinado foro y alguna oportunidad ya se habló de permitir para las mujeres una cuota del 30%. Algo inequitativo, dicen…
No vamos aquí ni siquiera a insinuar determinados porcentajes. Es que no creemos que esa sea una solución a la marginalidad femenina en algunos espacios de la vida en sociedad y especialmente en lo referente a la actividad pública. Creemos que eso pasa por un campo diferente que se llama EDUCACIÓN. Que no debe ser a través de cuotas que se obtenga la oportunidad de destacar. Ni el hombre ni la mujer. Más bien debiera ser por méritos. Por capacidad. Por liderazgo. Por alguna clase de superioridad y que además, esta, no sea la económica.
Creemos que los espacios de decisión cuyo buen o mal uso beneficien o afecten a las comunidades, no se deben otorgar a través de una amable o generosa cotización. Sino por los méritos de que se pueda hacer gala. ¿De qué serviría tener un 50% de mujeres en un congreso, en un gabinete, o en 334 municipalidades si la gran mayoría de ellas hubiese alcanzado esa distinción simplemente por llenar la cuota?
Y en nuestro sistema político hay otra gran dificultad que habría que solucionar antes de darle el OK al asunto de las cuotas. Es el de la reforma a fondo del sistema electoral. Porque aceptemos de entrada que el 50% de mujeres candidatas que habría en un hipotético futuro fuesen muy bien preparadas, capaces y aptas para el servicio público, pero… y allí es donde la puerca tuerce el rabo: para ganar una elección no sólo deberán ser mujeres preparadas sino lo más importante en nuestro medio: deberán tener suficiente dinero como para comprar sus nominaciones y después para pagarse la campaña. Debemos reconocer que nuestro sistema es corrupto por los cuatro costados. Aquí (para ganar elecciones, entre hombres, mujeres o gays), lo que manda es la plata o no?

Si a cuotas de 50% vamos, vayamos siendo de verdad parejos, que sea en todo, ¿no? que haya un 50% de hombres y un 50% de mujeres en la policía, en el magisterio, en los juzgados, en las magistraturas, en los ministerios, en las direcciones generales, en los hospitales y Centros de Salud, en el Ejército, en las compañías de bomberos, en fin… ¿por qué habría de ser nada más en las esferas de poder… de gobierno…? Y entonces, ya en términos de pedir, que, también por ley,  de entre ese 50% haya un cierto porcentaje de mayas, garífunas y xincas para que los cuatro pueblos que forman nuestra diversidad estén representados, no? Y si tanta es la cuestión de que seamos iguales en TODO: para empezar que se suprima esa discriminatoria ley que en nuestro país impide condenar a la pena de muerte a una mujer. O todos peludos o todos rabones. No cree?

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