Carlos Barranco R.
En esta surealista Guatemala de todos nuestros desvelos, alegrías y esperanzas, ya nos hemos acostumbrado a la anarquía. Tenemos una verdadera jungla legal donde hay un catizumbal de leyes y reglamentos que a ciencia cierta creo que podría jurar que nadie conoce en su totalidad. Hay, no sé cuantas leyes que ya son obsoletas pero que siguen siendo parte de nuestros ”tesoros” jurídicos, aunque sirvan sólo para dos cosas: para nada y para una chingada.
Y como siempre les andamos diciendo a los señores diputados que no se hagan los suecos, que su trabajo es legislar, ellos, como buenos ciudadanos que son, en cuanto tienen oportunidad se dan el gustísimo de echar su cuarto a espadas y cuando menos lo esperamos se nos vienen con una legislorrea increíble.
Y tal vez eso no sería muy malo. En última instancia para que podamos vivir mas o menos pasaderamente, en este mundo donde todos vamos sólo tras el bien personalísimo, hace falta reglamentar TODO, para que todo, camine mas o menos bien.
Pero donde la puerca tuerce el rabo es en el siguiente peldaño de la escalera de la convivencia ciudadana: el de la aplicación de las normas. Y allí es donde andamos por la calle de la amargura. Los señores diputados se queman las pestañas estudiando en sus casas lo que deben proponer al Honorable Pleno y luego se desgañitan perorando en el hemiciclo para convencer a sus pares de que lo que proponen vale la pena y ¿para qué? para que después, quienes deben encargarse de darle cumplimiento a tales ordenanzas se hagan los patos y sencillamente no las apliquen. Y para ejemplificar solo vamos a citar dos casos recientes:
1) El de la obligatoriedad de usar chaleco y casco protector, así como no conducirse mas de dos personas en una moto. Aquí en Santa Lucía, aunque hay una PMT muy bien uniformada y que atolondra a cualquiera a fuerza de pitidos, nadie hace caso de esa ley. Pero si usted se pasa un alto al conducir un auto, seguro que allí sí se le vienen encima cual jauría tras varios días de ayuno.
2) La famosa ley de túmulos. He viajado a la frontera mejicana y a la salvadoreña y siguen estando los mismos túmulos (algunos colocados realmente por personas que razonan con cerebro de camarón). Y nuestras brutalidades (perdón se fue el lapsus, quisimos decir, autoridades) como el pollo ronco ante el juez que le ordenó devolver la plata que él mismo admitió que se huevió, no dicen ni pío. Tienen seguramente algunas otras cosas mas importantes que algo tan prosaico como simplemente hacer cumplir la ley. (Aunque para eso es que les pagamos...o no?)
Datos personales
- Carlos Barranco R.
- Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala
- Nací en Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala, el 3 de enero de 1940 o sea que actualmente tengo la friolera de 76 años. Estudie la carrera magisterial, un poco de Periodismo y fui pre-graduado en Diplomacia ya que sólo me faltó para graduarme, el examen de idiomas, al que nunca me sometí. Ni modo. Hasta la llegada a la municipalidad luciana, del alcalde "amigo de todos, pero no de los intelectuales" me desempeñé como Coordinador Municipal de Cultura y en el área de comunicación social de mi pueblo, en lo relativo a redacción (porque como muchos saben, a causa de un cáncer de laringe, estoy privado del don del habla desde el año 2000). Pero también sigo escribiendo poesía, cuento y -desde agosto del año 2015 ya no sigo editando mi propio medio de comunicación, la Revista COTZUMALGUAPA, a la que le pusimos el apodo de "LA REVISTA DIFERENTE"-. Por lo demás, sigo pensando, escribiendo y actuando con definida inclinación de izquierda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario