Hace unos días mi colega poeta y periodista Alfredo Morán Aguilar, me obsequió un soneto en que destacaba que le gané una batalla intensa a la "calaca", cuando fui operado exitosamente de un cáncer de laringe en enero del 2000, operación que me preservó la vida, pero me dejó para el resto de mis días, sin posibilidad de hablar y que me dejó tambien como secuela, un pequeño orificio (fístula le llaman los médicos) que me impedía el paso de alimentos y liquidos al esófago, ya que lo que trataba de ingerir se me "escurría" por esa pequeña abertura en la garganta y caía hacia la abierta traquea, y de allí se iba hacia los pulmones provocándome por tanto, la consabida tos. Ese problema lo tuve a cuestas durante seis años y medio, (casi siete) hasta que en el 2005-2006 se logró, mediante una considerable cantidad de operaciones, sufragadas por Byron, el mayor de mis hijos, que por fin cerrara y yo dejara de alimentarme por sonda y pudiera por fin decir salud con una gallo (o lager o tecate, o la marca que usted guste y mande, ya que no soy para nada, exigente) tomada como Dios manda -o permite-. Luego, respondí al gesto de mi amigo poeta, con dos sonetos que a continuación expongo a la luz pública. Así que sin mas preámbulos, ai van:
NOBLEZA OBLIGA…
(A Alfredo Morán Aguilar)
Leerse la fortuna entre gitanos
es algo totalmente inusitado…
Alzar la copa, entrelazar las manos,
es un gesto de noble apostolado,
cuando se hace entre amigos, entre hermanos;
como cuando con verso iluminado
y sin mezquino afán, felicitamos
a otro hacedor de versos, denodado.
Tal pensé por la lírica oferencia
que me escribiera tu elevado estro
y transcribieras con tu pluma amiga…
Y por eso en cordial correspondencia,
yo saludo tu estirpe de maestro
del verso, Alfredo, ¡Es que nobleza obliga…!
SONETO CON EXABRUPTO
Tus conceptos Alfredo, no merezco
pues no he sido un titán indoblegable.
Que así me aprecie tu visión amable
es algo que te estimo y agradezco.
Las secuelas del cáncer –que aún padezco-
me han dejado una cauda deplorable:
que un poeta-cantor ni cante ni hable
es un suplicio sórdido y dantesco.
¿Qué yo he sido extremadamente fuerte?
¿Qué florezcan violetas en mi ruta?
-te diré mi verdad monda y lironda-
Cierto, este “round” le gané a la muerte…
¡pero en seis años de comer por sonda,
literalmente me cargó sor puta…!
NOBLEZA OBLIGA…
(A Alfredo Morán Aguilar)
Leerse la fortuna entre gitanos
es algo totalmente inusitado…
Alzar la copa, entrelazar las manos,
es un gesto de noble apostolado,
cuando se hace entre amigos, entre hermanos;
como cuando con verso iluminado
y sin mezquino afán, felicitamos
a otro hacedor de versos, denodado.
Tal pensé por la lírica oferencia
que me escribiera tu elevado estro
y transcribieras con tu pluma amiga…
Y por eso en cordial correspondencia,
yo saludo tu estirpe de maestro
del verso, Alfredo, ¡Es que nobleza obliga…!
SONETO CON EXABRUPTO
Tus conceptos Alfredo, no merezco
pues no he sido un titán indoblegable.
Que así me aprecie tu visión amable
es algo que te estimo y agradezco.
Las secuelas del cáncer –que aún padezco-
me han dejado una cauda deplorable:
que un poeta-cantor ni cante ni hable
es un suplicio sórdido y dantesco.
¿Qué yo he sido extremadamente fuerte?
¿Qué florezcan violetas en mi ruta?
-te diré mi verdad monda y lironda-
Cierto, este “round” le gané a la muerte…
¡pero en seis años de comer por sonda,
literalmente me cargó sor puta…!
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