JULIO FAUSTO, EL POETA, VIVE!

Julio Fausto Aguilera

Permítanme mis tres o cuatro lectores, compartirles un agradabilísimo acontecimiento que pintó con colores de alegría mi medio dia dominical del 6 de junio.

Resulta que ese dia en horas de la mañana leí en Prensa Libre, un reportaje de mi amigo Juan Carlos Lemus, sobre el estado en que se encuentra otro amigo escritor, éste, que peina mas o menos doce años mas de canas que yo, pues le anda rascando las costllas a los 82.

Un exquisito poeta. Un enorme escritor. Y un gran guatemalteco. Que pasea con dignidad su pobreza de siempre, en un asilo de la ciudad capital. Julio Fausto Aguilera, aquel que en "La patria que yo ansío" desea tener “una patria limpia, blanca,” donde “tengan madera todos los serruchos y tengan todos los martillos, clavo” y que sin embargo cuando escribe no sabe si “son risas o son lloros, porque tanto la espera y tarda tanto”…

Pues bien: en cuanto supe la dirección fui a buscarlo. Y efectivamente lo encontré con muchas más limitaciones que las que tenía cuando nos tratamos con sincera amistad en la decada de los setentas. Y me sorprendió su memoria intacta. En cuanto mi esposa le dijo que lo visitaba Carlos Barranco, yo no quise presentarme pensando que por su edad no lograría entender mi voz metálica… pero vaya fiasco: claro que si me recordaba; despues platicamos largo y tendido, aunque despacio, sobre recuerdos de vivencias añejas.

Carlos Barranco y Julio Fausto

Cómo me alegró que recordara al pequeño periódico mensual en que él escribía de vez en cuando, en aquellos años y que yo editaba con otros buenos amigos en Santa Lucía Cotz, “El Pueblo”. Increible que me dijera ¿Qué es de aquella señora doña Elcira Cordova…( y luego como encontrándolo en las reconditeces del recuerdo) y Castro, que escribía sobre acontecimientos sociales…? ¿Dónde está Javier Gil? Recordamos tambien que vino a Santa Lucía cuando yo, como Director de la Casa de Cultura recien fundada, me permití invitarlo a una sesión de lectura de su producción poética que realizamos en el Club Aurora…

Julio Fausto está vivo. Ya no escribe por sus limitaciones fisicas. Pero sigue pensando y hablando como el gran poeta que siempre ha sido. Qué pena debiera sentir un Ministro de Cultura con sensibilidad, si supiera que el Premio Nacional de Literatura 2002 está viviendo su senectud en un asilo de ancianos… en lugar de que el Estado le garantizara un estipendio mensual vitalicio, acorde con su importancia para la vida cultural de la nación. Pero ni modo, no le podemos pedir peras al olmo.

Pero si le podemos pedir (y agradecer, por supuesto) al Gran Arquitectro del Universo que nos conserve a Julio Fausto por mucho tiempo todavía, con esa lucidez y esa luminosidad de pensamiento que aún tiene. Así sea.