(EN LA CIMA...)
Este poema en que trato de reflejar lo que se siente al llegar a "los años postreros" fue el ganador de los Juegos Florales de Huehuetenango 2017.
Esta jornada larga y
tormentosa
sin conocer la fecha
en que la meta
se pudiera alcanzar,
es dolorosa
para el estro emotivo
del poeta..
La senda de la vida
es trabajosa.
Nadie tiene la
fórmula secreta
para alcanzar su
cúspide gloriosa.
Hay que tener el alma
de un atleta
para lograr, con
férrea disciplina
acostumbrar el
músculo y la mente
a no arriar timorato,
el estandarte.
Sólo aquel que
obstinado, no declina
en alcanzar los lauros
de excelente
merece, del empeño,
ser baluarte.
El hombre, ésta
mínima criatura,
que se asume titán
semidivino,
cree que con su regia
tesitura
puede moldear a gusto
su destino.
Y de pronto se entera,
con pavura,
que debe transitar
por un camino
que
le fue preasignado y que una oscura
fatalidad determinó su
sino…
Y entonces, doblegado
su egoísmo
y humilladas sus ansias
de grandeza
por la gris realidad
que lo amedrenta,
se ampara en el
broquel del estoicismo
y su camino nuevamente
empieza
en tanto que sus
fuerzas acrecienta.
Proseguir esta larga
caminata
por tanto año de
lento aprendizaje,
es la rutina
sustancial del viaje
que nuestras propias
fuerzas aquilata.
Desde la misma cuna
se nos trata
de dotar con el mínimo
equipaje.
Que tengamos valor, fuerza
y coraje.
Que no tengamos mente
timorata.
Y así vamos con paso
vacilante,
forjando poco a poco
el derrotero,
que nos lleve a
alcanzar nuestros empeños,
y vamos caminando
hacia adelante
con la vista posada
en un lucero
o en un astro, en la
cumbre de los sueños.
Cada paso que damos
en la vida
nos acerca al ideal
que nos forjamos.
A ese punto final que
vislumbramos
con destellos de luz
esclarecida.
Es sin duda angustiosa
la subida,
pero con cada cumbre
que alcanzamos,
mas cerca de lo
excelso nos situamos
y eso es una corona
merecida.
Porque anduvimos
rutas extenuantes…
por caminos extraños…
por senderos…
brechas… atajos nunca
transitados…
Llevando sólo como
acompañantes,
el tímido fulgor de
los luceros
y un arsenal de
sueños trasnochados…
Confieso que mi viaje fue
un portento
de retos y problemas
y a fe mía,
acepto que hubo mas de
algún momento
en que el ascenso fue cruel
agonía…
Alguna vez, aunque logré
el intento,
no obtuvere gocijo ni
alegría.
Otras veces fue tanto
el sufrimiento
que ansiaba no seguir
en la porfía.
Pero… otear desde
arriba, lejanías…
ver allá abajo valles
y llanuras…
mirar ríos fingiendo
hilos dorados…
Es para los que
sueñan utopías…
para los que
rompieron ataduras…
¡Es nada mas para
predestinados!
Fue mi sino sufrir desilusiones.
Llevé una vida por
demás, discreta,
Viví con sencillez de
anacoreta
sin tener opulentas
pretensiones,
Con mínimas, pequeñas
ilusiones,
y una escala de
sueños incompleta,
en marqué mis delirios
depoeta
en el ritmo auroral
de mis canciones.
Y después de sufrir
por mis quimeras,
sentí desfallecer la
inspiración
que durante mi
ardiente juventud
brotaba de mi lira o
mi laúd,
con las alegres notas
festineras
que incubó con amor,
mi corazón…
Y seguí recorriendo mi
camino
sin contar para nada
con la suerte;
paso a paso, con
mente y alma fuerte
y corazón porfiado,
diamantino.
Con un valor que es casi
un desatino,
por mi obcecada condición,
inerte,
desdeñé el riesgo de
la misma muerte
y le aposté a una
carta,mi destino…
Y fui escalando
cumbres y escarpados
declives, con mi afán
estrafalario,
que era por los
demás, incomprendido.
Yaunque fueran mis
actos, devaluados,
seguí terco, subiendo
hacia el calvario,
con gesto
imperturbable y decidido…
Y hoy que estoy en la
cúspide, en la altura,
y es el ambiente al rededor,
calmado,
al mirar el laurel que
he conquistado,
-inmerecido a veces- por
ventura…
Concibo que aunque fue
una lucha, dura,
el espíritu está
reconfortado,
que mi denuedo fue recompensado
con afecto, aprecio o
con ternura.
Y siguiendo la Ley
del Universo
hoy que debo entregar
las estafetas
a nuevos y esforzados
corredores,
les pediré aprender
de mis errores
y no querer cambiar,
como poetas
el mundo, con la
mística de un verso…
Los cantos y las rimas,
los poemas
no cambian ni modelan
estructuras,
no reparan ni
esguinces, ni fracturas
sociales. Como líricos emblemas
que son, sólo
adormecen los problemas…
Por eso aquí en las
máximas alturas,
al ver que se debaten
las criaturas
entre esfuerzos, conflictos
y dilemas,
antes de dar el salto
al Infinito,
y acometer el cambio
mas profundo,
mas grave, mas
traumático y mas fuerte,
quiero dar por lo
menos este grito:
hay que tratar de
mejorar al mundo
hasta segundos antes
de la muerte…
Los postreros kilómetros
del viaje
se aprecian
trabajosos y cansinos;
como que es mas
pesado el equipaje
o son mas escabrosos
los caminos…
El aire enrarecido
del paisaje,
los arbustos pletóricos
de espinos,
roto, arrugado y empolvado el
traje,
los últimos fulgores
diamantinos
del Astro Rey, que ya
casi declina:
todo anuncia que
firme se aproxima
el que tiene que ser
mi último paso…
Y yo advierto que la
última colina
mas me acerca a la
cúspide, a la cima,
y que debo alegrarme
en el ocaso…
Que estoy en los
umbrales de la Gloria.
Que no es la cuarta
edad, la decadencia.
Que es un momento cumbre
en nuestra historia,
porque está a nuestro
alcance la excelencia.
¡Sólo se llega a la
total victoria
cuando el espíritu
muestra su presencia
en éxtasis glorioso y
la euforia
perfuma nuestros
sueños con su esencia…!
Ya no vamos tras
triunfos materiales.
Ya cumplimos con
creces nuestro empeño.
Ya no nos doblegamos
ante el duelo.
Ya nuestras metas son
espirituales.
Ya es tangible el
ideal de nuestro ensueño.
Sólo tenemos un
destino: el Cielo.
Eso es lo que gozoso
experimento
al ver todo el camino
recorrido,
Al mirar lo gozado y
lo sufrido,
alternando la risa y
el lamento.
Es agradable el
singular momento
de sopesar todo lo
conseguido
y ver que lo bailado
y lo vivido
han estado a la
altura del intento.
Que casi todo aquello
imaginado
con ansias de progreso
trascendente,
-no necesariamente en
mi provecho-
fue en su propio
momento conquistado.
Como un laurel
ciñéndome la frente
o un olivo
creciéndome en el pecho…
Como si a la humildad
de mis proyectos
dieran fuerza y
potencia indoblegable,
los dioses de un
Olimpo inabarcable,
a mi favor en todos
los aspectos.
Recibí enorme
proporción de afectos.
-lo afirmo de manera inobjetable-.
y cuando alguno de
ellos fue inestable,
fue por mis procederes
incorrectos.
Por mis perennes
sueños libertarios,
por mi afán de nadar
contra corriente,
por no ponerle a mis
ideales, cerco;
por no hacer de mis
versos, incensarios,
ni ante el poder,postrarme
complaciente
por ser rebelde,
disconforme y terco.
Por querer ser
genuino en mis acciones
con todo
el riesgo que eso significa,
en
un mundo de envidias y traiciones
donde hasta
el propio honor se sacrifica…
Porque no subasté mis
convicciones
en
un mundo que ensalza y magnifica.
al
mediocre que con genuflexiones
su servil
existencia no complica.
Por caminar con rumbo
definido,
por tener una propia
tesitura,
-aunque unos califiquen
de obsoleta
esa forma de actuar-
he recibido
mas de una decepción,
una amargura.
¡Acíbar en la copa
del poeta!
Pero no me arrepiento
de lo actuado.
Me he mantenido a mis
principios, fiel.
Y pese a lo sufrido y
lo llorado
fue menor la amargura
que la miel…
Casi siempre fui bien
recompensado.
Y aunque a veces a
cambio del laurel
sólo fui por la
envidia coronado,
no me amargó ese
gesto absurdo y cruel.
He llegado a la edad
maravillosa
en que ya no es vital
la fortaleza
física y vale más la
espiritual.
La oruga se
transforma en mariposa.
El cuerpo muere, en
tanto que regresa
el espíritu a su
ambiente, original.
Se asciende por escalas
imponentes.
a la etapa del dulce
misticismo,
donde no hay ataduras
insolentes
al torpe imperio del
materialismo…
El cuerpo sufre
etapas decadentes.
-su natural y exacto
cataclismo-
Pero le crecen alas
transparentes
al Espíritu, y vuela
por sí mismo.
La hora del
crepúsculo es propicia
para el amable
tránsito del alma
por sendas donde no
se dejan huellas…
En ese punto lo
eternal se inicia.
Allí se pueden ver
con toda calma
los caminos que van a
las estrellas…
La hora en que se
cumplen los anhelos.
En que se alcanzan
metas luminosas.
En que florecen
siembras y desvelos.
En que los brotes se
hacen lindas rosas…
En que son
majestuosos nuestros vuelos.
En que orugas se
vuelven mariposas.
En que
vamos sonrientes a los Cielos
sin lastres ni
ataduras estorbosas.
Llegamos al final de
este camino
que indefectiblemente
recorremos
hacia la eternidad. Y
nos anima
saber que tras el Éxtasis
Divino,
dentro de poco tiempo viviremos
felices y radiantes,
en la Cima…