Carlos Barranco R.
Para principiar quiero dejar clara constancia de que esta
reflexión no tiene ninguna relación con nadie como persona individual. O sea, aún
cuando me refiera a situaciones de nuestro diario vivir como miembros de una
comunidad, no haré referencia a nadie como individuo, como ciudadano, como
paisano. Si ocasionalmente menciono a alguna persona será por su
responsabilidad ante la sociedad, por su compromiso con su comunidad, por su gorda
obligación como servidor público.
Y es que en realidad, como ciudadano contribuyente, ya estoy
harto de estar sufriendo desde casi el principio del 2017 de la casi total
carencia del servicio del agua potable, (aunque el cochino líquido que de vez
en cuando cae a cuentagotas por el grifo, de potable sólo tenga el apodo).
No sé si eso se deba a la mala voluntad de alguien o a que
nuestro domicilio está situado en un sector de difícil acceso. (Vivo en la 4ª
avenida entre 3ª y 4ª calles, a cuadra y media del anti-ecológico parque
central) Y lo de la mala voluntad lo digo porque en la casa solariega de mi
familia, SÍ cae agua cotidianamente,
y este domicilio se encuentra en el Callejón de La Alegría… un sector al que le llaman -no se por qué-
“el de abajo” y en ese sector se encuentran casual y coincidentemente, los
domicilios de algunos de los “respetables señores autoridad”. (No voy a
mencionar nombres, pero usted los conoce tanto como yo… y al señor alcalde ni
lo menciono al respecto, porque ya es archisabido que este impoluto señor no
reside en Santa Lucía y por lo tanto no sufre las mismas incomodidades que
soportamos los que tenemos la desgracia de vivir bajo su “autoridad”.
Lo que indigna es que todo esto, a estos “lucianos” les
importe un comino. Vamos: ni siquiera se dignan explicar al pueblo que les paga
sus sueldos, las causas de su ineptitud para resolver este y otros problemas.
Y lo que a muchos nos deprime, es que ninguno de los autoproclamados líderes en
la llamada “sociedad civil” mueva un dedo para exigirles que cumplan con sus
responsabilidades y con su obligación. (Pero estos mismos “líderes” el año
entrante se van a presentar ante el pueblo como la solución a todos nuestros
problemas). No aconsejamos que ellos asuman un papel como el de los de CODECA
pero algo similar debieran ya de haber realizado, convocando y encabezando al pueblo a exigir
lo que merece y necesita.
Pueden decirnos nuestras detestables brutalidades (perdón,
se me fue el lapsus, quise decir), respetables autoridades, que los brotes que
nos abastecen de agua están en una zona muy lejana, de que hay derrumbes, que
las lluvias, que los temblores, que los tanques, que las tuberías, que el
sistema, en fin, pueden tratar de justificarse con lo que quieran y manden,
pero se les ha colocado en esos puestos precisamente PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS. Y si no los
pueden resolver, simplemente que se empleen en algo que sí puedan cumplir.
Sé que por estos comentarios algunos me considerarán su
enemigo. Pero permítanme afirmar que no lo soy. Si en algo pudiera ayudarlos
para realizar mejor su trabajo, lo haría con mucho gusto, porque antes de ser
enemigo de nadie, soy amigo de mi pueblo. Y siempre me he preocupado por impulsar
su desarrollo.
(Si usted leyó este comentario y está de acuerdo con él,
hágame favor de recomendarlo a las personas de su confianza. Que otras personas
lo lean. Y que ellos a su vez lo promuevan Tal vez así logramos provocar el
despertar ciudadano que tanto nos urge en esta ciudad que, hace tiempo, fue
reconocida por el espíritu de combate, coraje y rebeldía de sus habitantes.)
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