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Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala
Nací en Santa Lucía Cotzumalguapa, Escuintla, Guatemala, el 3 de enero de 1940 o sea que actualmente tengo la friolera de 76 años. Estudie la carrera magisterial, un poco de Periodismo y fui pre-graduado en Diplomacia ya que sólo me faltó para graduarme, el examen de idiomas, al que nunca me sometí. Ni modo. Hasta la llegada a la municipalidad luciana, del alcalde "amigo de todos, pero no de los intelectuales" me desempeñé como Coordinador Municipal de Cultura y en el área de comunicación social de mi pueblo, en lo relativo a redacción (porque como muchos saben, a causa de un cáncer de laringe, estoy privado del don del habla desde el año 2000). Pero también sigo escribiendo poesía, cuento y -desde agosto del año 2015 ya no sigo editando mi propio medio de comunicación, la Revista COTZUMALGUAPA, a la que le pusimos el apodo de "LA REVISTA DIFERENTE"-. Por lo demás, sigo pensando, escribiendo y actuando con definida inclinación de izquierda.

jueves, 13 de julio de 2017

REFLEXIONES CREPUSCULARES

(EN LA CIMA...)

Este poema en que trato de reflejar lo que se siente al llegar a "los años postreros" fue el ganador de los Juegos Florales de Huehuetenango 2017.




Esta jornada larga y tormentosa
sin conocer la fecha en que la meta
se pudiera alcanzar, es dolorosa
para el estro emotivo del poeta..

La senda de la vida es trabajosa.
Nadie tiene la fórmula secreta
para alcanzar su cúspide gloriosa.
Hay que tener el alma de un atleta

para lograr, con férrea disciplina
acostumbrar el músculo y la mente
a no arriar timorato, el estandarte.

Sólo aquel que obstinado, no declina
en alcanzar los lauros de excelente
merece, del empeño, ser baluarte.


El hombre, ésta mínima criatura,
que se asume titán semidivino,
cree que con su regia tesitura
puede moldear a gusto su destino.

Y de pronto se entera, con pavura,
que debe transitar por un camino
que le fue preasignado y que una oscura
fatalidad determinó su sino…

Y entonces, doblegado su egoísmo
y humilladas sus ansias de grandeza
por la gris realidad que lo amedrenta,

se ampara en el broquel del estoicismo
y su camino nuevamente empieza
en tanto que sus fuerzas acrecienta.


Proseguir esta larga caminata
por tanto año de lento aprendizaje,
es la rutina sustancial del viaje
que nuestras propias fuerzas aquilata.

Desde la misma cuna se nos trata
de dotar con el mínimo equipaje.
Que tengamos valor, fuerza y coraje.
Que no tengamos mente timorata.

Y así vamos con paso vacilante,
forjando poco a poco el derrotero,
que nos lleve a alcanzar nuestros empeños,

y vamos caminando hacia adelante
con la vista posada en un lucero
o en un astro, en la cumbre de los sueños.


Cada paso que damos en la vida
nos acerca al ideal que nos forjamos.
A ese punto final que vislumbramos
con destellos de luz esclarecida.

Es sin duda angustiosa la subida,
pero con cada cumbre que alcanzamos,
mas cerca de lo excelso nos situamos
y eso es una corona merecida.

Porque anduvimos rutas extenuantes…
por caminos extraños… por senderos…
brechas… atajos nunca transitados…

Llevando sólo como acompañantes,
el tímido fulgor de los luceros
y un arsenal de sueños trasnochados…


Confieso que mi viaje fue un portento
de retos y problemas y a fe mía,
acepto que hubo mas de algún momento
en que el ascenso fue cruel agonía…

Alguna vez, aunque logré el intento,
no obtuvere gocijo ni alegría.
Otras veces fue tanto el sufrimiento
que ansiaba no seguir en la porfía.

Pero… otear desde arriba, lejanías…
ver allá abajo valles y llanuras…
mirar ríos fingiendo hilos dorados…

Es para los que sueñan utopías…
para los que rompieron ataduras…
¡Es nada mas para predestinados!


Fue mi sino sufrir desilusiones.
Llevé una vida por demás, discreta,
Viví con sencillez de anacoreta
sin tener opulentas pretensiones,

Con mínimas, pequeñas ilusiones,
y una escala de sueños incompleta,
en marqué mis delirios depoeta
en el ritmo auroral de mis canciones.

Y después de sufrir por mis quimeras,
sentí desfallecer la inspiración
que durante mi ardiente juventud

brotaba de mi lira o mi laúd,
con las alegres notas festineras
que incubó con amor, mi corazón…


Y seguí recorriendo mi camino
sin contar para nada con la suerte;
paso a paso, con mente y alma fuerte
y corazón porfiado, diamantino.

Con un valor que es casi un desatino,
por mi obcecada condición, inerte,
desdeñé el riesgo de la misma muerte
y le aposté a una carta,mi destino…

Y fui escalando cumbres y escarpados
declives, con mi afán estrafalario,
que era por los demás, incomprendido.

Yaunque fueran mis actos, devaluados,
seguí terco, subiendo hacia el calvario,
con gesto imperturbable y decidido…


Y hoy que estoy en la cúspide, en la altura,
y es el ambiente al rededor, calmado,
al mirar el laurel que he conquistado,
-inmerecido a veces- por ventura…

Concibo que aunque fue una lucha, dura,
el espíritu está reconfortado,
que mi denuedo fue recompensado
con afecto, aprecio o con ternura.

Y siguiendo la Ley del Universo
hoy que debo entregar las estafetas
a nuevos y esforzados corredores,

les pediré aprender de mis errores
y no querer cambiar, como poetas
el mundo, con la mística de un verso…


Los cantos y las rimas, los poemas
no cambian ni modelan estructuras,
no reparan ni esguinces, ni fracturas
sociales. Como líricos emblemas

que son, sólo adormecen los problemas…
Por eso aquí en las máximas alturas,
al ver que se debaten las criaturas
entre esfuerzos, conflictos y dilemas,

antes de dar el salto al Infinito,
y acometer el cambio mas profundo,
mas grave, mas traumático y mas fuerte,

quiero dar por lo menos este grito:
hay que tratar de mejorar al mundo
hasta segundos antes de la muerte


Los postreros kilómetros del viaje
se aprecian trabajosos y cansinos;
como que es mas pesado el equipaje
o son mas escabrosos los caminos…

El aire enrarecido del paisaje,
los arbustos pletóricos de espinos,
roto, arrugado y empolvado el traje,
los últimos fulgores diamantinos

del Astro Rey, que ya casi declina:
todo anuncia que firme se aproxima
el que tiene que ser mi último paso…

Y yo advierto que la última colina
mas me acerca a la cúspide, a la cima,
y que debo alegrarme en el ocaso…


Que estoy en los umbrales de la Gloria.
Que no es la cuarta edad, la decadencia.
Que es un momento cumbre en nuestra historia,
porque está a nuestro alcance la excelencia.

¡Sólo se llega a la total victoria
cuando el espíritu muestra su presencia
en éxtasis glorioso y la euforia
perfuma nuestros sueños con su esencia…!

Ya no vamos tras triunfos materiales.
Ya cumplimos con creces nuestro empeño.
Ya no nos doblegamos ante el duelo.

Ya nuestras metas son espirituales.
Ya es tangible el ideal de nuestro ensueño.
Sólo tenemos un destino: el Cielo.


Eso es lo que gozoso experimento
al ver todo el camino recorrido,
Al mirar lo gozado y lo sufrido,
alternando la risa y el lamento.

Es agradable el singular momento
de sopesar todo lo conseguido
y ver que lo bailado y lo vivido
han estado a la altura del intento.

Que casi todo aquello imaginado
con ansias de progreso trascendente,
-no necesariamente en mi provecho-

fue en su propio momento conquistado.
Como un laurel ciñéndome la frente
o un olivo creciéndome en el pecho…


Como si a la humildad de mis proyectos
dieran fuerza y potencia indoblegable,
los dioses de un Olimpo inabarcable,
a mi favor en todos los aspectos.

Recibí enorme proporción de afectos.
-lo afirmo de manera inobjetable-.
y cuando alguno de ellos fue inestable,
fue por mis procederes incorrectos.

Por mis perennes sueños libertarios,
por mi afán de nadar contra corriente,
por no ponerle a mis ideales, cerco;

por no hacer de mis versos, incensarios,
ni ante el poder,postrarme complaciente
por ser rebelde, disconforme y terco.


Por querer ser genuino en mis acciones
con todo el riesgo que eso significa,
en un mundo de envidias y traiciones
donde hasta el  propio honor se sacrifica…

Porque no subasté mis convicciones
en un mundo que ensalza y magnifica.
al mediocre que con genuflexiones
su servil existencia no complica.

Por caminar con rumbo definido,
por tener una propia tesitura,
-aunque unos califiquen de obsoleta

esa forma de actuar- he recibido
mas de una decepción, una amargura.
¡Acíbar en la copa del poeta!


Pero no me arrepiento de lo actuado.
Me he mantenido a mis principios, fiel.
Y pese a lo sufrido y lo llorado
fue menor la amargura que la miel…

Casi siempre fui bien recompensado.
Y aunque a veces a cambio del laurel
sólo fui por la envidia coronado,
no me amargó ese gesto absurdo y cruel.

He llegado a la edad maravillosa
en que ya no es vital la fortaleza
física y vale más la espiritual.

La oruga se transforma en mariposa.
El cuerpo muere, en tanto que regresa
el espíritu a su ambiente, original.


Se asciende por escalas imponentes.
a la etapa del dulce misticismo,
donde no hay ataduras insolentes
al torpe imperio del materialismo…

El cuerpo sufre etapas decadentes.
-su natural y exacto cataclismo-
Pero le crecen alas transparentes
al Espíritu, y vuela por sí mismo.

La hora del crepúsculo es propicia
para el amable tránsito del alma
por sendas donde no se dejan huellas…

En ese punto lo eternal se inicia.
Allí se pueden ver con toda calma
los caminos que van a las estrellas…


La hora en que se cumplen los anhelos.
En que se alcanzan metas luminosas.
En que florecen siembras y desvelos.
En que los brotes se hacen lindas rosas…

En que son majestuosos nuestros vuelos.
En que orugas se vuelven mariposas.
En que vamos sonrientes a los Cielos
sin lastres ni ataduras estorbosas.

Llegamos al final de este camino
que indefectiblemente recorremos
hacia la eternidad. Y nos anima

saber que tras el Éxtasis Divino,
dentro de poco tiempo viviremos
felices y radiantes, en la Cima…

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