COMENTARIO -CASI- DE ACTUALIDAD

Carlos Barranco R.

Claro que ya no es noticia. Pero de cualquier manera es válido recordar que este asunto del abierto desafío de la ex primera dama al ordenamiento jurídico guatemalteco tuvo en suspenso a toda la nación por lo menos durante un par de meses, desde que el Registro de Ciudadanos se opuso a su candidatura y de allí en adelante hubo toda una lluvia de recursos en diferentes instancias tratando de revertir esa negativa, hasta que la CC emitió su falló en sentido adverso a las aspiración de doña Sandra, por unanimidad (que no es lo mismo que por una nimiedad).

Algo que ni los más optimistas esperábamos, ya que se tenía la prevención acerca de que por lo menos tres de los siete magistrados, se podrían decantar a su favor, por sus indudables nexos con uno o con los dos ciudadanos que conformaban la que, contra toda lógica legal y electoral, se dio en llamar en muchos medios como “pareja presidencial”.

Lo bueno es que ya todo pasó sin que pasara nada. Ya doña Sandra aceptó el fallo y con mucha madurez cívica y política (aún en contra de lo que le deben haber sugerido sus asesores) hizo un llamado a sus seguidores a mostrar fidelidad a su proyecto, apoyando a sus candidatos a alcaldes y diputados con vistas a una participación triunfadora en el 2016.

Si ella hubiera ido en el primer lugar en el listado nacional de su partido para las diputaciones, otro gallo le hubiera cantado. Allí se habría asegurado un puesto dirigencial superlativo para el siguiente cuatrienio y luego cómodamente podría haber saltado a la siguiente categoría. Pero sus achichincles le vendieron otra idea y ni modo. A lo hecho pecho… o sea que, a golpe dado no hay quite, o lo que es lo mismo, palo dado ni Dios lo quita…

Y casi dentro de ese mismo tema,debemos recordar que dentro de muy pocos días todos tendremos la responsabilidad ciudadana de asistir a emitir nuestro sufragio a favor de quien consideremos como el mejor prospecto para dirigir los destinos de nuestro pueblo, y de nuestro país. Aquí no nos atrevemos a sugerir ninguna preferencia. Sólo invocamos la necesidad de que todos ejerzamos nuestro derecho y cumplamos nuestra responsabilidad y nuestra obligación cívica.

Ojalá que todos sepamos cumplir con dos cosas: una, con emitir nuestro voto, y dos, hacerlo en forma inteligente. No dejándonos llevar por pegajosas canciones, ofertas y promesas. Recordemos que quien haya gastado toneladas de plata en su campaña promocional, ofreciéndonos baratijas (espejitos era lo que los conquistadores nos daban a los aborígenes a cambio de nuestro oro) para obtener el triunfo, va a querer recuperar esa inversión. Y cuál es la manera de recuperarla? Hay nada mas dos: O güeviándose el dinero del pueblo o haciendo negocios turbios a la sombra del poder. Y eso es lo que tiene a nuestra gente guatemalteca en la condición tan jodida en que nos encontramos la inmensa mayoría. Así que ya sabe…