El día martes 24 de abril la mayoría de lucianos no
queríamos aceptar la realidad, no dábamos crédito a lo que se nos estaba
informando.
En horas de la mañana fue encontrado sin vida, en
una cuneta de un paraje cercano a la ciudad, el cuerpo sin vida de un buen
amigo, buen ciudadano y guatemalteco de bien, Juan Estrada, “Juanito” como le
decía la casi totalidad de personas a quienes nos distinguió con su amistad.
Juanito había sido secuestrado dos o tres días
antes, por alguno de esos grupos que siguen sembrando el dolor, la angustia, la
zozobra, la inseguridad en nuestra patria.
Pero quienes supimos de ese atentado nos aferrábamos
a la esperanza de que sus captores lo devolvieran con vida, tomando en cuenta
que era un hombre que no hacía daño a nadie y que eso pudiera salvarle la vida
como fiel reflejo de la ley de la compensación.
Desgraciadamente no fue así. Estoy seguro que todos
los que apreciamos a don Juanito, unimos nuestras más fervientes plegarias para
que El Creador le haya perdonado sus probables y muy humanos pecados y que el
dolor y la angustia que injustamente le hicieron padecer, sea su mejor credencial para ser admitido en el reino de
los justos.
Don Juan Estrada, en la administración anterior
ejerció el cargo de Síndico 2º. Y en la actual administración ocupaba la 4ª
concejalía. Y jamás se le subieron los humos. Siempre continuó con su trato humilde,
sencillo, noble, tranquilo, de “buena gente”. Como deben ser las personas que ocupan esos
sitiales de alta responsabilidad.
Deseamos sinceramente que sus familiares puedan
asimilar este duro golpe a su tranquilidad y que Dios nuestro Señor les permita
el cristiano consuelo de la resignación, fortaleciendo sus espíritus con la firme
promesa de la resurrección. Y que Juanito siga vivo durante mucho tiempo en el
recuerdo de quienes fuimos horados con su amistad.
Descanse en paz nuestro muy apreciable amigo y
paisano Juan Estrada.
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