Carlos Barranco R.
A
las 10 de la mañana del sábado 12 de mayo, en Santa Lucía Cotzumalguapa, patrocinadas
por una Hermandad de la Iglesia Católica local, se celebrará una Misa y posteriormente
habrá una peregrinación, para ir a colocar una ofrenda floral en el cementerio
municipal, evocando la memoria del recordado sacerdote Walter Woordekers, quien
fuera asesinado por personas desconocidas, pero asociadas en el imaginario
popular, con las organizaciones paramilitares que operaban en forma clandestina
durante los años de recrudecimiento del conflicto armado interno, especialmente
en los regímenes de Romeo Lucas García y Efraín Ríos Montt.
El
padre Walter, un religioso profundamente identificado con la Teología de la
Liberación y de la Opción Preferencial por los Pobres, que impulsó la iglesia
católica a partir del Concilio Vaticano II y de la Conferencia Episcopal
Latinoamericana de Medellín, Colombia, fue asesinado por dos individuos que se transportaban
en motocicleta más o menos a las 9 de la mañana de ese día (del año 1980), cuando se dirigía
de la casa parroquial a las oficinas de correo, situadas a menos de cien metros
de la iglesia y del edificio del gobierno municipal.
Desde
varios días antes del atentado criminal, circularon en el pueblo en forma
subrepticia, unas listas en que se indicaban los nombres de las personas que
iban a ser eliminadas por sus ideas “comunistas”.
Y el padre Walter era quien las encabezaba. En segundo lugar se encontraba mi
propio nombre y para confirmar que la
amenaza era verídica, la noche del 18 de mayo (creo recordar que era miércoles)
se montó un operativo para secuestrarme, que afortunadamente logramos
identificar a tiempo y tomar las providencias necesarias que me permitieron
salir no sólo de mi casa y de mi pueblo sino del país, a un exilio que duró
varios años…
No
fue una simple coincidencia que las demás personas que aparecían en esas listas
de la muerte, al poco tiempo hayan sufrido atentados contra su integridad
física, que en unos casos fueron mortales, en otros los compañeros quedaron
heridos y los demás pudieron ponerse a salvo de varias formas.
Después de Walter
y yo, iban a ser asesinados: Javier Gil Martínez, Jorge Salguero(+),Guillermo Bosque, Nicolás Barranco,
David Sag(+), Julián Bac(+), Oscar Zea, Florentino Gudiel y Roberto Paz, (No aparecían precisamente
en ese orden) TODOS, integrantes del Comité Cívico Independiente “El Pueblo”
que fue dos veces (1974 y 1978) despojado del triunfo electoral municipal por el sistema político
imperante en ese tiempo. (Los compañeros señalados con (+) fueron asesinados en diferentes formas)
Si
usted quiere leer más detalles acerca de esas experiencias, puede solicitarme
una copia de la crónica “Esto es parte de la historia” que aún no se publica en
forma de libro pero que yo le puedo enviar con mucho gusto.
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